martes, 9 de octubre de 2012

Cuánto te extraño...

He querido escribirte un montón de cartas... Y resuena en mi mente el "jamás leerá la cartita de la pendeja". Extraño tanto que me digas que era pendeja!!! Una beba, tú beba, a quién protegías como si fuera tu hija, tu joya más preciada porque era lo más real que tenía tu vida.
Lo más real... de pronto se ha vuelto tan irreal...
De pronto te fuiste y me quedé así, sola, sin familia. Seguí siendo la huérfana de siempre, la pendeja...
Ojala estuvieras aquí, como lo estuviste hace un tiempo cuando te conté que me había enamorado hasta las patas del hombre perfecto que jamás quisiste conocer, para evitar desenmascarar hasta la última falla. Agradezco no haber intentado romperme el corazón antes de que lo hiciera el tiempo, pero te odio... Te odio por no haber estado todo este tiempo junto a mi.
Ojala recordaras que existe mi blog, que leyeras y recordaras... Sobretodo que recordaras que sin querer también te llevaste un pedazo de mi, y contigo, a la primera persona que quise en este mundo.
Ya... vasta de pendejadas (así me dirías tu...) Y a seguir viviendo...
Atte. Ara.

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