domingo, 27 de octubre de 2013

2.-

"Cuando guste... Cuando guste y como quiera..."

Suena aquel viejo tango acompasado y nostálgico por toda la sala. Vibra la piel de tanta angustia, de tanto deseo que no puede estar libre porque las pasiones del cuerpo son las pasiones del alma. La locura de mi cuerpo se desata sobre el tuyo así como ha sido siempre desde la primera vez que nos vimos. Un choque eléctrico, un chispeante brillo en mis ojos, un beso escondido ahí donde mismo termina tu boca, llegando a la comisura, paciente como siempre. Hace días que no nos vemos, un par de días que parecen siglos...  

"Este tango es para vos... Ay! Milonga de amor... Ay! Temblor de gotán..."

Pasaron años para este tu primer tango. O el mio tal vez, ese que guarde tanto tiempo.

"Vuelvo al sur, como se vuelve siempre al amor. Vuelvo a vos, con mi deseo... con mi temor..."

Te miro de reojo. También miro de reojo mi silueta en los espejos. Perfecta, pero perfecta para tu antojo... Tu no bailas, pero bailaré para ti esta noche. 
Me acerco con suavidad hasta llegar a ti, tomo una de tus manos, obligándole a recorrer el terrible camino de mis caderas hasta llegar a la espalda baja. Rozas levemente mis glúteos por sobre el vestido con la yema de tus dedos antes de aferrarme con fuerza a tu cuerpo. Entendiste el mensaje y yo disfruto la ceremonia de sentirme deseada. 

"Por la rivera de tu sábana vendré, con un poema y un trombón a desvelarte el corazón..."

Dejo descansar mi antebrazo al rodear tu cuello y tomo tu mano libre. Descanso mi rostro en el breve espacio entre tu mejilla y tu cuello. Me sientes jadear suavemente cerca de tu oído y te encabrita. Me aprisionas contra tu abdomen, pero me libero levemente al llevarte al centro del salón. Nuestras miradas chocan en un segundo, asiento para tranquilizarte. Todo está bien, tus ansias me siguen el juego. Es tu primer baile pero es casi imperceptible. El rebajado de mi vestido llega casi a la gloria. Te bailo con sensualidad y aprovecho la distracción que te provoca el vestido para abrazarte con mi pierna, dejando mi muslo al descubierto en el rebaje del vestido. Tocas. Las ligas te vuelven loco. Tus dedos habiles van desde mi rodilla hasta el interior de mi muslo. Tiemblo y te encanta. Me apegas al centro de tu cuerpo y te siento. Me muero por tenerte pero me alejo. 
Es tu tango... mi gotán para ti...

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