Llego aquí y no hay nadie esperándome. No hay madre molestosa presionando para que coma o tome algo calientito. No hay perra molestosa que mueve su cola y salta sobre mi demostrandome lo feliz que está de verme. No hay una pareja que muere de ganas de verte y secuestrarte entre las sábanas hasta el otro día.
Llego aquí y no hay nada. Soy yo y mi soledad, mis miedos. Soy yo entre cuatro paredes sintiendo que me ahogo porque todo lo del día no sigue conmigo en la noche. Estoy absolutamente sola, sin ganas de cocinar, comer, ver tele, tejer, leer o estudiar. Soy yo lidiando con las infinitas preguntas del techo y la almohada. Soy yo la que esta sintiendo con dolor que una vida así no vale la pena.
"Acompañame a estar solo..."
Hoy ya no aguanto más, pasan los días y hay una decisión pendiente y dolorosa. Ha sido complejo ser valiente y responsable, pero ha sido mucho más difícil aguantar lo que se me viene encima todas las noches.
Pasan los días e incrementa el pánico y la ansiedad...
Merezco esto? No lo sé...
Quiero escapar más lejos, no volver y dejar todo atrás, pero con la soledad a cuestas me falta valentía. Con la soledad angustiante que te interroga, cuestiona, debate y enfrenta es difícil. La mochila llena de mea culpas afecta a todos, pero me he encargado de que esta vez eso no pase y aunque aun no es un límite, ya no puedo. Duele...
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